Querida Jarumy:
Ahora que estás al otro lado del mundo, siento más cerca tu cuerpo, tu mirada, tu aliento, otra vez tu mirada.
A través de esta pantalla, puedo ver tus gestos, las curvas de tu cuerpo envueltas en ese vestido gris de verano, las gafas enormes que, malagradecidamente, cubren tu rostro grandi expresivo, qué maldito error.
Posas en cada cuadro como artista del milenio, ajena al piso, al aire, a cada átomo que agoniza para dar paso al calor siniestro que me arrima a los deseos más primitivos. Bestia humana, humano alado, al lado del río, helado frío, el lado izquierdo donde guardas tu corazón,
Seguiré escribiendo un poco el día de mañana, al atardecer o hasta que puedas publicar algo nuevamente, en espera del zumbido, la vibración, la notificación, la sensación.
Querida Jarumy, aquí es de noche ya, en Australia ya amaneció.