Nada puede ser mejor.

 


Y es que la distancia entre nuestros labios disminuía, a la vez que la tierra y el sol se alejaban.


Todo era tormentas encerradas en vidrio, consuelo bebido en un old fashion. Fui coronado príncipe de la luz, del destino errante y la naturaleza muerta, vida eterna en cúmulos de ruido, cerezas rojas o sangre al vacío.


todas estas palabras bellas, que fungen como tapón de un espacio continuo, directo átomo perecedero, sueles contemplarlo con la vista cansada, ya ve a dormir.


Nada puede ser mejor que mirándote, nada puede ser mejor. 








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